Resumen
Conseguir un modelo de ciudad de convivencia donde todos, y principalmente usuarios vulnerables como los peatones, puedan
sentirse seguros en sus desplazamientos es una de las prioridades de seguridad vial a nivel estatal y europeo.
En este modelo, la sensación de seguridad del peatón adquiere un papel fundamental, por el efecto emocional y comportamental que conlleva.
Así, se sabe que los usuarios modifican su comportamiento buscando un nivel de riesgo aceptado. Y en ese sentido, dentro del colectivo de
peatones, el comportamiento de mayores de 65 años requiere especial atención por sus reacciones poco previsibles y movimientos más lentos.
En el ámbito de la Psicología Ambiental esta percepción de control ante un determinado entorno recibe el nombre de dominancia y ha sido
estudiada en numerosas ocasiones. Sin embargo, la mayoría de estos trabajos recogen la respuesta del usuario mediante cuestionario o
autoinforme, sistema incapaz de capturar los factores inconscientes del sujeto. Con objeto de solventar este problema otros trabajos incorporan
medidas neurofisiológicas, pero sus aproximaciones presentan la limitación de que difícilmente consiguen relacionar la respuesta
neurofisiológica del sujeto con una dimensión tan compleja como la dominancia. Alcanzarlo es posible combinando las neurotecnologías con
métodos de aprendizaje automático o machine learning.
Concretamente, este es el objeto de la presente propuesta. Generar un índice cognitivo-emocional de dominancia, capaz de cuantificar la
percepción de seguridad del peatón a través de sus registros neurofisiológicos, así como su aplicación en espacios urbanos.
De la fase experimental principal, sostenida en fases auxiliares de distinta naturaleza, se obtendrán los distintos contenidos para su
consecución. La muestra de esta fase estará formada por 70 peatones, de los cuáles 20 serán mayores de 65 años. Para generar en los sujetos
la experiencia del espacio urbano se hará uso de entornos virtuales inmersivos, preparados para reproducir con alto grado de realismo el
espacio a valorar y evocar suficiente variabilidad en cuanto a la percepción de seguridad. Estas simulaciones ofrecen, además, la ventaja de
realizar variaciones sobre un mismo entorno; aislando o modificando elementos de diseño, de una manera mucho más fácil de implementar que
en el espacio físico. Durante estas experiencias se recogerán los registros neurofisiológicos (EEG, ECG, EDA) del sujeto, que posteriormente
serán tratados mediante métodos de aprendizaje automático.
El índice obtenido no sólo aportará una medida inconsciente de la percepción de seguridad del peatón mientras evalúa los entornos urbanos,
sino que además permitirá obtener una valoración en cada instante; algo totalmente inviable con el uso de cuestionarios. Su aplicación a los
espacios urbanos tendrá dos ventajas fundamentales: identificar de una manera eficiente y robusta los elementos de diseño del entorno urbano
relacionados con la percepción de seguridad del peatón, y cartografiar este estado en el entorno explorado. Por otra parte, la herramienta
contribuirá a la caracterización de las necesidades específicas de los peatones, diferenciando al colectivo de mayores de 65 años, del resto de
peatones. Útil, de esta forma, para los agentes involucrados en su diseño y legislación.