Resumen
Fukuyama afirmó hace más de una década que la democracia liberal era la última solución para resolver el mayor número de problemas
en el mundo. Esto ha llevado a un buen número de teóricos de la educación para la ciudadanía democrática a introducir en sus clases la
discusión y el debate de acuerdo al modelo liberal habermasiano. Sin embargo, en los últimos años, la polarización política, la tensión
provocada por colectivos marginalizados y la amenaza terrorista parecen haber eclipsado la estrategia consensual implícita en el diálogo
liberal democrático ¿Es posible realizar deliberaciones productivas más allá de cualquier tipo de consenso sin que esto suponga su
estancamiento?
La crítica de arte ha reconocido el hecho de que diversos artistas y colectivos de creadores, están trabajando bajo presupuestos muy
próximos al modelo de democracia agonística de Chantal Mouffe. Todas estas experiencias artísticas muestran que el arte puede ser útil
para la formación de la ciudadanía democrática en tanto construyen espacios de mediación caracterizados por un clima afectivo capaz de
cultivar emociones colaborativas, espacios para la manifestación de disensos y para tratar de llegar a acuerdos entre las partes. Nuestra
intención es partir de estas experiencias en el ámbito artístico para elaborar modelos de formación para la ciudadanía democrática en las
aulas. Nuestra hipótesis es que estas herramientas creativas pueden ser de gran utilidad para promover competencias y habilidades
afectivas y comunicativas, contribuyendo a la generación de modelos educativos democráticos.
Partiendo de la obra de Chantal Mouffe, Gert Biesta y Claudia W. Ruttenberg, el siguiente proyecto pretende estudiar cómo la
deliberación agonística implícita en estas prácticas artísticas podría ayudar a los jóvenes a estar más interesados en la política.
Focalizando la atención en el conflicto y la conciliación, el modelo agonístico podría mostrar a los estudiantes que el espacio público es el
lugar donde el pluralismo y la política tienen origen. El agonismo ofrece la oportunidad para abordar cuestiones de interés público que
están inevitablemente pobladas por diferentes puntos de vista. Evitando cualquier tipo de acuerdo racional que vele dicha pluralidad de
ideas, este modelo busca transformar el futuro con intención de hacerlo mejor para todos (incluso para aquellos que sientan
marginalizados por el orden social establecido). Organizando discusiones estratégicas, el profesorado que utilice el agonismo para una
educación democrática puede recorrer los conflictos que atañen a sus estudiantes, animándoles a que hablen sobre sus emociones
políticas e incitándoles a que negocien y renegocien sus posicionamientos iniciales en busca de mejorar una sociedad plural.