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LA MÍSTICA DEL PROGRESO. EL PAISAJE URBANO AL COMIENZO DEL SIGLO XX THE MYSTIQUE OF PROGRESS.THE CITYSCAPE AT THE BEGINNING OF THE TWENTIETH CENTURY

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Año

Revista

Bellas Artes. Revista de artes plásticas, estética, diseño e imagen

Abstract

La idea de progreso, tan estrechamente relacionada, con la concepción emancipadora que la modernidad pone en marcha, presenta en su propia formulación una serie de paradojas. Una de las más evidentes y extensamente desarrollada en la bibliografía que aborda el tema, guarda relación con el carácter sacralizado que adquiere la misma dentro de una sociedad secularizada. Esta cuestión que, en parte, será planteada por Max Horkheimer y Theodor Adorno en su conocida Dialéctica de la Ilustración al considerar el carácter ilustrado que poseía el mito y, paralelamente, el sentido mítico que asume la Ilustración, va a servirnos como punto de partida para analizar no tanto la propia noción de progreso en sí misma, como algunas de las repercusiones artísticas que determinados movimientos de principios del siglo XX asociaron a este concepto a través de la relevancia iconográfica y protagonismo discursivo que otorgaron a la ciudad. Si bien es evidente que la idea de progreso no es equivalente a la de metrópolis o a la de máquina, resulta interesante constatar cómo en dichos años se efectúa una utilización solapada de todas estas nociones. A su vez, el fenómeno urbano y su tratamiento plástico van a impulsar en las primeras vanguardias un cambio ambivalente dentro del género paisajístico. El nuevo paisaje que se configura no sólo circunscribe sus referentes iconográficos al ámbito ciudadano, hecho que como es ampliamente conocido había sido teorizado por Charles Baudelaire en textos como El pintor de la vida moderna, sino también a las metáforas —y es lo que aquí más nos interesa— asociadas a dicho entorno, en especial, a las relacionadas con el maquinismo y con el progreso tecnológico. Se genera, por ello, una visión optimista, esperanzadora y casi mesiánica. Una visión que, partiendo de un misticismo laico relacionado con el progreso técnico y científico, utiliza la imagen de la ciudad cosmopolita, de la industria y de la máquina como elemento redentor que actúa como salvaguarda de la definitiva emancipación humana. No cabe duda de que las vanguardias de principios del pasado siglo no pueden ser tomadas de manera monolítica, ya que es una evidencia el hecho de que las mismas no respondieron, ni tan siquiera a niveles estéticos o políticos, a unos idénticos ideales. Prueba de ello la hallamos en las posiciones, tantas veces citadas, que defendieron algunos de lo futuristas vinculados al fascismo italiano o las esgrimidas por los constructivistas rusos en su apoyo al ideal revolucionario soviético. En este sentido, nuestro objetivo en el presente artículo es, ciñéndonos a las aportaciones de artistas tan diversos entre sí como Umberto Boccioni o Ludwig Meidner y de teóricos visionarios como Paul Scheerbart y sus reflexiones sobre la urbe de cristal y la arquitectura de vidrio, reiterar el carácter místico en el que se apoya la mirada vanguardista. Tomando como punto de partida lo señalado en sus textos y manifiestos por autores como los citados, deseamos comprobar cómo a través del mito de la utopía maquinista se fortalecerá la idea de un entorno renaturalizado que, gracias a la industrialización y tecnificación, mostrará un nuevo y sorprendente alcance.