Abstract
La crítica al libro reseñado revela como éste ha hecho justicia a una figura arquitectónica de primer orden, aunque su obra estuviera relegada a un segundo plano por haber sido construida en Zaragoza y no en una ciudad de mayores dimensiones como Madrid o Barcelona. Ricardo Magdalena, junto a otros coetáneos y compañeros de estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid, constituyen una generación de arquitectos extraordinariamente capaz y versatil.