Abstract
En las últimas décadas se ha establecido un fuerte vínculo entre arquitectura y vino. El emplazamiento de estas construcciones en medio de las vides obliga a que la integración en el paisaje sea un ejercicio de máxima importancia. Es en el afán por establecer un diálogo entre artefac¬to y entorno, dónde el empleo de hormigón coloreado es uno de los recursos con mejores resultados; esta piedra artificial, el hormigón, confiere a la arquitectura un aspecto más natural, más estereotómico, capaz de transmitir un sentimiento de pertenencia al lugar. El presente artículo tratará estos aspectos a partir de tres bodegas españolas.