Diseño de gestión forestal eco-hidrológica

El cambio climático unido a la creciente desafección del mundo rural ha llevado a las masas forestales a una situación a la que el enfoque tradicional de gestión forestal no es capaz de responder. Por un lado, las zonas consideradas poco productivas, no encuentran ya en este enfoque una posibilidad de gestión, donde el hecho de contabilizar sólo los bienes y servicios actualmente incluidos en el mercado forestal las convierte en no rentables. Por otro lado, las zonas productivas centran demasiado los esfuerzos en productos comercializables, desatendiendo otros bienes y servicios derivados de la gestión forestal.
Bajo este contexto, se requiere cambiar el enfoque en la gestión de forma que se adecúe más a la situación socio-ecológica particular de cada zona, mediante la caracterización y cuantificación de la provisión de bienes y servicios derivados de la misma, donde se incluyan tanto los actualmente considerados como intangibles (agua, resiliencia, riesgo de incendio, valores culturales, etc), como los tangibles (madera, pulpa, corcho, etc).
Para llevar dicho enfoque a la práctica, el grupo ha centrado la gestión en un elemento común que condiciona el crecimiento y la provisión de bienes y servicios, y que el gestor forestal es capaz de modular: el agua. Este planteamiento, que llamamos Re-Frest como gestión forestal eco-hidrológica, plantea la gestión forestal en función de los bienes y servicios derivados de las relaciones bosque-agua-clima de cada masa.

El diseño y ejecución de la gestión forestal eco-hidrológica se basa precisamente en incorporar esa información eco-hidrológica del ecosistema en la toma de decisiones.
De esta forma, no sólo se obtiene la contribución en bienes y servicios derivados de cada ecosistema forestal, sino que se diseña su gestión en base a tantos criterios como el usuario decida permitiendo además el control y la cuantificación precisa de los bienes y servicios derivados de los ecosistemas forestales.
Esta metodología integral estudia y mejora el proceso de restauración en su conjunto, centrándose en los diferentes controles de calidad y seguimiento de actuaciones. Esto permite abordar mejor las causas del fracaso de las plantaciones, ya sea por causas antropogénicas o ambientales (enfoque ahora utilizado por la Administración Forestal Valenciana).