Resumen
En el transcurso de la Primera Guerra Carlista (1833-1840) las tropas carlistas incitan a la revuelta
por todo el territorio nacional con distinta suerte. Más allá del principal frente de combate que
se consolida en el norte, los ejércitos carlistas bajo la dirección del general Cabrera dominan un
territorio que se extiende por las actuales provincias de Castellón, Valencia, Teruel, Cuenca y
Tarragona. Se desarrolla en este territorio un conflicto bélico de características particulares basado
en la estructura de partidas y la movilización de columnas volantes, que, prácticamente hasta 1840,
permite a Cabrera consolidar un dominio capaz de dar seguridad al pretendiente Carlos en su
marcha hacia Madrid, como también oponerse al armisticio de Vergara para resistir hasta el final.
Wilhelm Von Rahden, el que fuera jefe de ingenieros y de los demás cuerpos facultativos del ejército
de Cabrera, denomina este territorio como "el Reino Mágico de Cabrera", un territorio convertido en
una gran fortificación que se transforma en el tiempo, que se expande y contrae, y cuyos recursos
son los propios accidentes del terreno, la arquitectura de toda índole adaptada a las condiciones
defensivas y las obras que se construyen de nueva planta para reforzar el sistema, principalmente
de campaña.
Esta tesis pretende identificar el patrimonio arquitectónico que pudo formar parte de esta trama
defensiva y arrojar luz sobre una etapa de la historia de España diluida en la memoria, especialmente
en lo que atañe a un legado arquitectónico recurrentemente olvidado, invisible, sometido a procesos
de destrucción durante y tras el conflicto, difícilmente documentado ante la escasez de fuentes y la
destrucción de las mismas, y, en muchas ocasiones, confundido con arquitecturas de otros periodos
históricos.