Resumen
El radón es un gas noble radiactivo y cancerígeno que procede de la desintegración natural del radio. Al desintegrarse, sus descendientes
Polonio-218 y Polonio-214 emiten partículas alfa que, en caso de ser inhaladas por el ser humano, quedan adheridas en su tejido
pulmonar dañando las células, lo que representa un grave riesgo para la salud. De hecho, la exposición al radón es actualmente la
segunda causa de cáncer de pulmón por detrás del humo del tabaco. La Unión Europea consciente de la grave problemática que supone
la exposición a este gas, aprobó una nueva directiva (Euratom 2013-59) que establecía un nivel de referencia promedio en lugares
habitables de 300 Bq/m3, así como la obligación de medir la concentración de Radón y adoptar medidas adecuadas para limitar la
penetración del gas en edificios. Esta directiva se ha traspuesto parcialmente en España a través del Real Decreto 732/2019,
introduciendo una nueva exigencia básica de salubridad en los documentos básicos del Código Técnico de la Edificación y obliga a
implementar medidas para limitar la exposición procedente del terreno en lugares donde el riesgo no es despreciable. La transposición de
la directiva también tendrá su aplicación en el Real Decreto 486/1995 de condiciones en los lugares de trabajo y en la instrucción IS33
con el fin de reducir la exposición de los trabajadores profesionalmente expuestos.
Las soluciones técnicas que se aplican en la actualidad actúan en su mayoría evitando que el gas radón entre en el edificio a través de
barreras de protección, sellado de fisuras, instalación de puertas estancas o creación de sobrepresión en el interior del edificio. También
es posible aplicar ventilación del espacio de contención o despresurización del terreno. La eficacia de estas medidas depende del tipo de
edificio, su estado de conservación y la viabilidad arquitectónica de su ejecución. En los casos en los que el problema de base se plantea
con el aire contaminado en el interior del edificio, bien porque no es posible aplicar las medidas anteriores, porque son insuficientes o bien
porque el radón exhala de los propios materiales de construcción, la solución técnica que se aplica siempre que sea posible es la
ventilación natural o forzada con el fin de diluir la concentración de radón en el aire.
Dado que el problema del radón en espacios interiores es un tema sobre el que se está prestando un creciente interés, y que hay muchas
zonas geográficas afectadas con edificios ya construidos, o en el que los materiales de construcción exhalan radón, es necesario ampliar
la búsqueda de soluciones que sirvan para reducir la concentración de radón a las que las personas están expuestas en espacios
interiores habitables.
El objetivo de este proyecto es encontrar soluciones integrales o complementarias a las existentes, sencillas y de bajo coste para la
mejora de la calidad de aire interior contaminado por radón en espacios cerrados habitables. Este proyecto plantea la creación de pinturas
adsorbentes así como barreras antirradón de materiales residuales valorizados susceptibles de ser aplicadas en paredes o suelos de
estancias con aire contaminado con radón. En consecuencia, esta investigación colabora a la prevención del riesgo derivado de la
exposición a radiación ionizante natural y a la promoción de la salud tanto en el ámbito doméstico como en el ámbito laboral donde
pueden existir concentraciones elevadas de este gas a las que el ser humano puede estar expuesto.